11/10/18

Apuntes sobre el adultocentrismo

Por la calle una mamá toma fuertemente del brazo a su hija mientras le grita que camine rápido, la niña se pone a llorar y parecería que ahora se aferrará a quedarse parada un par de horas mínimo, veo que la mamá exasperada se dirige a la tienda, compra una botella de agua y le sopla en la cara para que la niña deje de llorar, la niña se queda empapada estupefacta sin poder gritar, llorando petrificada pero sin emitir sonido viendo a su madre con asombro y resentimiento.

Los adultos gritamos y luego no sabemos por qué nuestros hijos hacen berrinches, seguramente necesitan más disciplina. Por ahí se dice que "cada padre sabe cómo criar a sus hijos". Pues no, qué frase más dictatorial, si la aplicáramos a
cada esposo sabe cómo trata a su mujer,
o cada profesor a su alumno,
o cada presidente a su pueblo.


Cada niño es una persona, es un universo pequeño, con sus miedos, sus terremotos, su ternura, su rabia, tiene sus días de luz y sus abismos.  Tiene sus derechos, hay padres más terribles, claro, situaciones más terribles también, pero debemos intentar darle la mejor de las vidas posible, que no es un compendio de lujos y consentimientos sin límites, sino la complacencia de una persona que ama a otra.