16/5/08

El arte y la política

-o de cómo prefiero un Mac Donalds incendiado que ver una obra de Dalí-


Miles de discusiones se han centrado sobre el papel y la independencia que tiene el arte por sobre la política y los temas políticos. Lo más irónico del caso es que estas discusiones son generadas dentro de elites que defienden un arte apolítico creado por otras elites burguesas para consumidores pertenecientes a su mismo círculo.



El arte, por supuesto, es y debe ser creado pura y visceralmente, sin intervención de dogmas ideológicos, pero al ser la manifestación más profunda del alter ego humano también es la manifestación de su entorno y sus causas sociales-políticas-económicas.

Así como el Imperio reproduce y engendra modelos de vida y gente salida de los moldes del consumismo, también ejerce su dominio ideológico por medio de la producción de arte y cultura. Es posible hablar de libertad de creación cuando las condiciones económicas-sociales de un pueblo son incipientes? Puede un niño sumido en la miseria y la explotación de más de 15 horas al día en minas o en el sector informal por ejemplo, llegar a ser artista? Puede un obrero o un campesino que se dobla el lomo y llega agotado a su casa ser apreciador y consumidor de “arte”?

En nuestra ciudad la joven vanguardia de artistas son creadores de un arte en sus palabras “apolítico” pero que sólo esconde productos de entretenimiento sin mayor profundidad, elitizando la cultura. Y en su círculo de artistas e intelectuales se adhieren al eufemismo de “cultura urbana” y sobre eso pretenden proponer su arte. ¡Presuntuosos! No pueden asimilar de lejos el verdadero movimiento de las culturas y subculturas urbanas y suburbanas. ¡Pretenden discutir en cafés sobre el movimiento underground de Cuenca, sobre los problemas sociales, sobre entender el movimiento y la agitación en las calles y luego crear su arte.

Dalí por ejemplo, aunque se lo recuerde como representante del surrealismo (escuela que expresaba el contraste de la realidad con la violencia bajo la fachada de civilización burguesa) fue un defensor del status quo, admirador de Hitler y Franco, monarquista y lacayo de la alta burguesía.


Tampoco pretendemos convertir el arte en un servidor o instrumento político, pero como dice Alan Woods: “Es posible que el arte sea partidario y revolucionario sin degenerar en simple propaganda. No debe reconocer a amo alguno, sea la Iglesia o la Mezquita, el Estado o el Gran Capital. El artista debe tener libertad para seguir sus propios sentimientos y creencias. Una tal libertad artística es incompatible con el régimen capitalista en el que bancos y monopolios lo deciden todo, desde la producción de camisas a la producción de música, pinturas y literatura, en función de los beneficios”.

A fines de los 50, un grupo de anticapitalistas: la Internacional Situacionista había tratado de agitar el arte moderno durante varios años. A partir de ese momento resultó bastante claro que las acciones significativas son aquellas que precisamente contienen un núcleo tan puro de negación que hacen prácticamente imposible su recuperación por los mecanismos legitimadores del Midas Mercantil. “Las mejores acciones significativas son las que integran todos los elementos en el movimiento de supresión de las condiciones existentes. Un supermercado en llamas en Los Angeles pasaba a ser bello, así como lo es tergiversar las publicidades que han inundado las calles y diversos espacios públicos, semipúblicos y privados”. (homodollars.org)

Quisiera terminar, citando otra vez a Alan Woods: “En un mundo socialista, el genio de los pueblos de Latinoamérica entrará como un ingrediente vital en una cultura común del mundo, una vez que la humanidad supere sus divisiones y se convierta una vez más en un todo. Las grandes tradiciones de los mayas y de los aztecas, los incas y todos los demás pueblos del continente vivirán un renacimiento a un nivel cualitativamente más elevado. ¿Cuál será la naturaleza de un nuevo arte socialista? No habrá una ausencia de variedad. Cien diferentes escuelas de pensamiento competirán y discutirán, en una escuela apasionada de democracia que involucrará no sólo a un puñado de esnobs estéticos, sino a millones de personas. De esto emergerá una cultura nueva y superior que irá más allá de todo lo que hemos visto en el pasado.”

2 comentarios:

Danny Ayala Hinojosa dijo...

"o de cómo prefiero un Mac Donalds incendiado que ver una obra de Dalí"

Y yo prefiero ver más gente con libertad para escoger o no un McDonalds o Dalí, y con la prosperidad suficiente para hacerlo.

Silvana Tapia dijo...

Se ve que el pana no leyó todo el artículo. Ay.