La mujer y el trabajo

-acotaciones sobre el papel de la mujer o de cómo desprecio al sistema que lo denigra-

El desarrollo del trabajo y de la producción, ha significado históricamente la segregación de la mujer en muchos lapsos de la historia reduciéndola a la más completa ignominia.

El paso del estado de naturaleza al estado de cultura, ha hecho que el ser humano considere a todas las relaciones biológicas por relaciones de oposición, y nos convertimos en: lo Otro. Con el descubrimiento del cobre y la fabricación de herramientas para trabajar la tierra, la diferencia en la fuerza física entre hombre y mujer provocó que la mujer fuese quedando rezagada al trabajo de la casa, y así, con la acumulación de riquezas, el nacimiento de la esclavitud también significó el nacimiento del patriarcado y del machismo.



Desde viejísimos filósofos hasta actualísimos intelectuales han creado un concepto de mujer que conviene muy bien a sus intereses de clase, y tras una fachada de razonamientos anatómicos – biológicos - psicológicos, han excluido y siguen excluyendo a la mujer de su completa participación en un mundo que también le pertenece.

Debemos reclamar nuestros derechos como derechos de las minorías? Si somos la mitad de la población somos minoría? Somos el sexo débil? El hombre define a la mujer en relación con él, y no consigo misma, si no hubiesen existido tantas limitaciones en la historia, no seríamos tan poco recordadas como protagonistas de ella, la religión ha influido enormemente al desconocimiento de la potencialidad de la mujer, la amenaza al orden establecido y el patriarcado nos sacrificó, nos arrancó el corazón y explotó nuestras manos.

Y seguimos viviendo de la manera cómo nos convencieron que debíamos vivir, trabajando igual que los hombres pero recibiendo menos dinero, las niñas que deben prostituirse, las obreras y campesinas que laboran sin descanso de sol a sol para luego completar las labores en su hogar, mujeres estudiantes subestimadas, amas de casa maltratadas, mujeres libres castigadas por la moral de turno, revolucionarias torturadas y asesinadas.

Y la cultura de consumo nos sigue convenciendo que ser mujer consiste en la cantidad de cosméticos que compra, en las medidas que logra rebajar, en una feminidad hueca y sumisa, en la debilidad tapiñada de sensiblería, en la enferma necesidad de sentirnos protegidas por el brazo paternalista de la sociedad, del esposo, del compañero, del hermano… en un hembrismo vanidoso y vacío.

Si, nos sigue costando separarnos de una historia que ha violentado nuestra autonomía, pero es porque la verdadera liberación de la mujer sólo puede venir de la mano con la liberación de los oprimidos, solamente en los procesos de reivindicación la mujer ha sido compañera e igual con sus hermanos de clase, recordemos cada huelga y cada transformación de la historia, y recordaremos grandes nombres de mujeres.

La equidad que tanto promulgan las instituciones y organizaciones socialdemócratas, independientes, burguesas, no es posible, sin una igualdad política y económica, y por eso también debemos recordar el carácter internacionalista del marxismo-leninismo, porque nuestra defensa como mujeres nos debe identificar con la mujer explotada en las plantaciones de Paute, o la que cosechan café en Colombia, las niñas vendidas en Centroamérica, las jóvenes que cobran centavos en fábricas inhumanas de Nike o Adidas en la India.

Porque hoy la lucha nos sigue perteneciendo!, y esta vez no aceptaremos más migajas del Poder, demostremos orgullosas reclamando lo que se nos robó, creando un mundo justo, por una verdadera emancipación de nuestro género dentro de una revolución verdadera y radical, saludo puño en alto a todas las compañeras y camaradas en este Primero de Mayo, en la lucha está la vida, y la vida nos pertenece!.