22/10/14

Donde perecemos como moscas a la miel

- anotaciones sobre el amor -




"La monogamia nos quiere limitadas, hurañas, asustadas, egoístas, divididas por pares, por dúos. Y todos los desastres amorosos que acumulamos en la mayoría de nuestras vidas, todas las veces que nos hemos desgarrado por amor, todas los amores que han acabado en batalla, todas las cicatrices que nos atraviesan son la prueba de que el sistema funciona bien y emborrona de miseria nuestro mayor potencial: la capacidad que tenemos, a pesar de todo, de amarnos." Brigitte Vasallo 



Escribiré a pedazos este texto, escribiré a mordidas, con más preguntas que certezas. All you need is love. Yo no nací para amar, nadie nació para mí. Haz el amor y no la guerra. Que se muera el amor.

Con los ojos de pestañas de palitos, crecimos creyendo que teníamos que enamorarnos, así que nos enamoramos, rompimos una y otra vez y nos volvimos a emocionar una y otra vez, nos enseñaron que el amor era absoluto y todopoderoso, que lo lograba todo, que no necesitábamos nada más y que para cada roto había un descosido.



Desde que teníamos uso de razón, nuestras mamás nos enseñaron que nos tenía que gustar alguien, crecimos creyendo eso, las heridas de cuando por primera vez sospechamos que nos ponían los cachos, el dolor de ver a alguien que querías con otra persona, cuando eres incapaz de decidir terminar con alguien porque no quieres verte sola, ayau! los celos, profundo escozor en el estómago, cuando tu mundo se reducía a una sola persona y esa persona se iba, las noches que salías esperando encontrar a un chico agradable, y no pasaba nada.

Esto ante todo es un mea culpa, la canción de la mea culpa de la gabriela, porque ella en principio fue la cursi de mierda, siempre, toda la vida, desde que le gustaba ese niñito del jardín, y a los once cuando quería ser amada como en las telenovelas y lloraba viendo las películas deseando ser la protagonista, maldita gabriela que nunca quiso renunciar a buscar el amor, y se metía las pastillas para los desamores, y el alcohol para la ingratitud de las relaciones, mea culpa que recuerda con desazón, la sinrazón de los mejores poemas de las peores tristezas, ella primerito con el ojo morado y los labios rotos ha de lanzar la piedra, porque un día que alternaba entre el llanto y el zhumir escribió en la pared de un amigo suyo: Aquí nadie se muere de amor.

El amor de pareja al que estamos acostumbrados, forma parte del sistema que odiamos, hemos buscado alternativas al sistema, hemos hecho partidos, foros, uniones, alianzas, pero al amor ni siquiera lo cuestionamos, el amor que canta silvio rodriguez es igual al amor que canta chayanne (no me peguen por favor los grandes dueños de las canciones de la trova), y por más izquierdistas que seamos, al amor no se le toca.

Pero el amor no era como nos enseñaron, veía parejas hermosas, lindas en las fotos, lindos en las calles, me acercaba lo suficiente, lo mismo siempre, se repetía, no una ni dos veces sino constantemente, las parejas que funcionaban ejercían siempre, siempre, siempre, algún tipo de cohersión, él había dejado de salir a las fiestas, ella dejó de salir con los amigos, él le dijo a todas sus amigas que ella era su única mujer, ella se quedó en la casa aunque sus patitas se quemaran de ganas, él le mostró sus mensajes de facebook, ella se dio el lujo de explicarle uno por uno quienes eran los que le pusieron likes en su foto de perfil.  Todo esto y mucho más, con el sabor picante de los secretos. Sí señor. Las únicas relaciones que funcionaban gozaban de una opresión tan profunda, que daba miedo acercarse por temor al vértigo.

El amor del capitalismo, es decir, el amor patriarcal y heteronormativo crece dentro de la jaula de los celos, no puede crecer de otra forma, son hongos en la humedad, son los dientes que han de cuidar el corazón, y cuando la relación se termina: odio, asco, venganza y todo lo que sería digno de un agente soviético en una película gringa.

Las instituciones están felices con el amor, nos felicitan cada 14 de febrero, y el titular del periódico local me recuerda: "La maté porque la amaba". Al sistema le encanta que establezcamos un solo vínculo afectivo y que no haya más, que seamos de a dos, que no tengamos un contingente importante de vínculos, de amigos, de afectos, de hermanos, que nos aislemos en el poder del amor que todo lo puede; decía Foucault: "El ejército, la burocracia, la administración, las universidades, las escuelas encuentran un obstáculo en amistades tan intensas. En todas estas instituciones, se advierte una considerable actividad para disminuir o debilitar esas relaciones afectivas".

La libertad como decía Sartre no es gratuita, implica una gran responsabilidad, será que podemos crear un amor nuevo, que no sea concebido desde la mercancía, el celo, el despotismo, la exclusividad, la posesividad, que no nos deje locos, perdidos, desangrando por años. Creatividad para la libertad, dejar de sufrir por amor.

"Todos monolingües, hablando el lenguaje universal del amor. Pero hay más lenguas, la política se escribe desde lo intraducible, desde lo incomunicable, desde códigos secretos que tenemos que inventarnos. Babel contra el amor. El amor nos vuelve codificables, comprensibles, integrables, normales. La subversión pasa por otro sitio: que no sepan qué idioma hablamos. Si queremos desafiar y subvertir el orden social y sexual en que vivimos, hay que acabar con el amor.  Desprenderse de esa costra babosa, almibarada y ñoña donde perecemos como moscas en la miel. " Javier Saenz


3 comentarios:

erick vazquez dijo...

Creo que tienes razón Gaby, el concepto de amor que nos meten por todos lados es un instrumento de jodienda

Todas Somos Yoko dijo...

Amén.

Anónimo dijo...

Un artículo de Paul B. Preciado sobre lo mismo: http://paroledequeer.blogspot.com.es/2015/02/happy-valentine-por-paul-b-preciado.html