“Es sexy no ver ciertas barbaridades: megapenes, supertetas,
penetraciones extremas, corridas imposibles, posturas de ciencia ficción,
argumentos ridículos, ropa y decorados baratos… Evitando eso se construye un
universo sensual e inteligente, apto para gente crítica”. Erika Lust
“(…) mientras que el momento farmacopornográfico es de sobreadicción,
sobreconsumo, destrucción. Como si nos hubiéramos dado colectivamente las
condiciones de nuestra propia destrucción y estuviéramos de acuerdo.“ Beatriz
Preciado
Es inevitable que no hayas visto una porno. Que no te haya
llamado la atención, que no tengas una historia que contar o que no hayas
pactado un imaginario con respecto a los desnudos de la pornografía. La sola
palabra retumba rimbombante, tiene peso propio, va más allá de la curiosidad
adolescente y se activa en nuestro cuerpo nocturno, incendiario.
La discusión por el porno es viejita en los círculos
feministas, pero como siempre en mi pequeña y querida ciudad es mejor no
hablar de ciertas cosas como diría Sumo, y aunque mi abuelita vea porno, seguiré negando hasta el
cansancio que el internet bien habido es que el que se destina para bajar
"películas para adultos".