28/2/20

Abasto


Suena Mañana en el Abasto

El cielo se abre cuando tu tercer ojo despierta
las montañas se alumbran de a poco
mientras los niños calientan sus pies al correr a la escuela
la calle se rompe a pedazos
los carros parpadean antes de caer
los perros se desperezan en una sombra atrincherada
rompiendo el aliento a dos borrachos recostados en la acera.

Pienso en ti y en tus ojos negrísimos
en tus profundas heridas mañaneras
costras hirviendo sobre tus párpados
después de la pesadilla mayor
noche apesumbrada 
en tu corazón hermoso.

No permites que sople tu coronilla 
que haga fogata y colchón en tu barba oscura
oleaje permanente en tu cabeza
impulsos imperfectos que te hacen alejarme
y llamarme muy bajito cuando la luna se esconde.

Hoy pienso en ti y en tus ojos negrísimos.


Te imagino tosiendo

Trato de tocar tu espíritu que se va
que cruza el océano y se afeita la barba
los días en el hotel del Puno y sin cruzar el lago
tus pestañas castañas se aferran a mis dedos
me haces reír todo el día
como si la vida no fuera
un martillazo del sol 
famélico destino
sobriedad lenta muerte lenta.

Perú gira despacio para no despertarnos
todo el día aullando sobre el hombro más despistado
y más rubio
botellita de almibar 
tu piel cambia en la noche
se vuelve morena
suquito de mierda
carne de llama y en llamas
tus días caen sobre mi ausencia
paisajes de arena y un mercado de juguetes usados.

Amas las palabras pero no las tuyas
susurras
nacen gritando las huelgas en el callejón andino
nos golpean fuerte la cabeza
contigo no hay moscas
ni destino
un poco de aguardiente lame tus dientes blanquísimos.

No importa tenerte al otro lado del charco
porque sé que cuando estoy borderline
me contestas
enseguida
pero
pero odio que siempre te vayas
extraño mascar tus dudas
para vomitar una alegría cursi
y terrible.

Fogata

Me emocionan tus fotos a oscuras 
tu sonrisa que perturba la media mañana
siento un poco de terror
cuando tus ojos se clavan en mis labios.

Me gustan los lobos
te dije cerca de tu alma dañada
días rojos y calmos me tocan
puedo presentir el placer que recorre
a blanco y negro en tus dedos
la autopista me lleva a tu colchón de media plaza
en algún suburbio donde la lluvia 
lleva nadando pequeños ratones
que entran sin piedad en los panes de los niños
junto a palomas que lamen las ventanas.

me envuelvo en el calor de tu ignorancia

en tu cuerpo incendiado

No necesito decir nada.