22/8/15

Dolores

- a propósito de Dolores Veintimilla, poeta ecuatoriana que se suicidó a los 27 años, tras los ataques de la sociedad curuchupa cuencana y el abandono de su esposo- 


Agujas metálicas
suspendidas
en el hueco del diablo
de tu viejo sillón,
donde un día se sentara Perséfone a esperar a su mamá,
yo que no tengo más que una lápida florida,
una canción mal hecha
y la confusión como banda sonora
antes
de
dormir,
muñequitas que juegan en mis venas más delgadas,
te acuerdas Dolor Dolores,
te acuerdas de Violeta, Castor y de las fiestas,
de la noche que nunca cobija,
solo ronronea
en tu dolor, Dolores,
en tu corona de espinas,
en tu pecho incendiado,
y cuando escucho las viejas historias patrias
Don Eloy, Don Vicente, Don Juan León,
no entiendo por qué no lloramos tus horas,
a las siete de la mañana cuando el himno nacional aplasta nuestros cráneos inmolados.
¿Dónde está ese mundo que soñé
allá en los años de mi edad primera?
Bajo el adoquín escarlata
que levantamos Dolores cada sábado de resaca,
para buscar la moneda,
llorar en la óptica ilusión
de los sueños que ya no son pétalos de descanso,
sino 
pesadilla-maldormir,
reptil-almohada,
ronquido-lepra,
del mundo que cae
sobre el somalí,
el afgano,
el palestino,
el indígena,
necrología infinita,
Dolores Universal,
no entras en este campo santo de concentración
católico,
curuchupa
almidonado,
infectadísimo,
será mejor darte la inmensa buena noche,
y que nos hagas un rincón para changarnos. 

21/8/15

y el copo de nieve seguía creciendo

a propósito del cumpleaños del Matías


“Eres demasiado subjetiva para estar en el Partido Comunista, nena”
me dijo un exnovio al que quise mucho alguna vez, en forma de halago, claro,
y en esta madrugada pienso, demasiado subjetiva para tatuarme el nombre de ese novio de dos semanas en el dedo anular de la mano izquierda, demasiado subjetiva para tener un bebé sin saber nada de bebés, claro, te dicen que el instinto maternal y tal, nace el bebé le das el chucho, crecen, pero no señores, somos animales culturales, botados al mundo así de maltrechos y malheridos, un mundo que se golpea contra el vidrio de la televisión; las noches que lloraba por no saber ser mamá, por no saber ser novia, por no saber ser militante, por no saber qué mismo terminaría siendo.