mis poemas dicen así:
Sonata
Preciosa instantánea para olvidar la muerte,
minúscula oración al dios más perverso de todos,
el que apuesta a la presión de ceder,
al efímero resplandor del vacío
el placer de la distracción,
veías a los barcos suspenderse
reías en la orilla,
agarrando aire antes de besarnos,
volvernos peces,
pedazos de sexo insurrecto,
revolucionario,
subversivo,
te deseo con todas las adolescentes del mundo,
que abren sus piernas bajo la tormenta,
gritan,
se lamen,
aprietan sus pezones en la vanidad de la noche,
y los discos giran,
mientras el poema se moja
sobre tu sexo alborotado
que grita con olor a amaranto,
abducción mágica del pequeño cosmos
que se abre en mi boca,
revienta en el plexo,
vulvas vivas salvajes
vaciando
el goce
del
dolor,
éxtasis