“El dinero se ha convertido en algo más que un símbolo del valor de la mercancía o mediador en las relaciones de trueque. Impregnado de fetiche, como observó Marx, es el nuevo ídolo venerado, solemnemente guardado en el sagrario del sistema bancario y a cuya honra son sacrificados valores como la ética, el respeto a las leyes y hasta las vidas humanas.” Frei Betto
Algo vemos en la tele sobre los cambios del sistema de salud en eeuu, como nos muestra la maquinita mediática parecería que ahora todos van a disfrutar de un seguro médico, i para los que alaban el modo de vivir en el norte, es solo una alegría más de los pocos pobres de aquel paraíso humano.
Me decía una amiga que no entendía cómo gente (por más reaccionaria i recalcitrante que fuese) se oponía a una básica cobertura del derecho elemental a la salud defendiendo descarada e indecentemente al gran negociado de las corporaciones.
Aquí en nuestro país, donde todavía sufrimos la dependencia económica i social de una difícil historia i donde la pobreza sigue estando en cada esquina, tengo un centro de salud a dos cuadras de mi casa, al cual fui por última vez hace una semana, ni siquiera me pidieron la cédula, llegué, esperé cuarto de hora me hicieron un chequeo, me remitieron al médico, esperé una hora i media, me atendieron, me mandaron las pastillas i una inyección, no pagué un centavo, ni por el médico ni por las pastillas ni por la inyección, lo mismo mañana con el dentista en el mismo centro de salud.
Pero allá arriba en el Imperio, a donde todos quieren ir, de donde vienen los profesores de democracia i derechos humanos en el mundo, la salud es un privilegio. 47 millones de habitantes no tienen ninguna cobertura sanitaria provocando la muerte de 45000 personas al año. El 60% de las bancarrotas individuales se deben a personas que se han arruinado como consecuencia de no poder pagar sus facturas médicas. Ya vimos en Sicko de Michael Moore el drama de la gente que no puede sobrevivir ante el cruel sistema de salud de eeuu.
Pero bueno ahora llegó este man negrito i creemos que como pertenece a una minoría racial, social i cultural de los eeuu va a cambiar las cosas del establishment, nada más decepcionante que obama en realidad, respondiendo a los mismos intereses de siempre, i cuadrando la agenda con el mismo lobby sionista judío. (el lobby de las aseguradoras gastó 300 millones de euros para pagar a los legisladores encargados de elaborar la ley -para sus campañas, para sus iniciativas públicas y, finalmente, para sus bolsillos-. Hay seis lobbistas del área de salud registrados por cada miembro del Congreso.)
El máximo nivel de decisión política, las áreas de ejecución presidencial y el entorno del presidente, el máximo nivel de decisión económica financiera, y el diseño y la ejecución de la política exterior (el corazón del Imperio) están en manos de operadores del lobby judío sionista (en versión liberal) de la "gran manzana" bancaria de Nueva York. La Casa Blanca (el poder político), el Tesoro (el poder financiero), el departamento de Estado (el poder imperial) y el Pentágono (el poder militar que seguirá en manos de Robert Gates) responderán a los intereses estratégicos del lobby judío que gobernará EEUU con Obama como la "frutilla de la torta". (http://www.kaosenlared.net/noticia/judios-sionistas-ya-son-multitud-gabinete-obama)
I bueno a todo esto, sale una reforma sanitaria, que en realidad es solo una vuelta más de la tuerca neoliberal, pues es una extensión notable del aseguramiento privado (como en nuestro país es el uso obligatorio del SOAT que en ningún caso es público ni gratuito) es decir no se universaliza la salud como dicen los grandes titulares de la prensa del Capital, es más gracias a esto habrá un aumento en los impuestos sobre la industria farmacéutica (más caros?)
Dice Randall Wray: “Toda la historia de la “reforma” consiste en esto: las aseguradoras sanitarias estaban perdiendo primas porque los empresarios se desentendían cada vez más de la cobertura (en parte porque no podían competir, pues ningún país comparable a los EEUU se sirve de los seguros privados para proporcionar asistencia sanitaria); los individuos sanos se desentendían, porque ningún cálculo razonable podía llevarles a la conclusión de que estar asegurado valía lo que las compañías pedían. Y no sólo los jóvenes sanos se desentendían de la cobertura. Si eres soltero y no eres un enfermo crónico, te saldrá mucho más a cuenta pagar de ti propio bolsillo (a menos que tu patrón pague el grueso de las primas en vez de ofrecerte más salario). El 80% de los costes de asistencia sanitaria se deben al 20% de la población con precaria salud o con mala suerte. Si puedes llegar a los 65 sin circunstancias crónicas (no fumas, no eres obeso, no tienes antecedentes genéticos, etc.), lo racional es no contratar un seguro de asistencia sanitaria. Y si mucho se tuerce la suerte, no necesitas tener un seguro para conseguir algún tipo de asistencia sanitaria. Seguramente no será tan buena, pero podría bastar. Ello es que las aseguradoras estaban aterrorizadas. Podían ver, bíblicamente, la escritura en la pared: estaban perdiendo a sus clientes más sanos, se veían obligados a incrementar sus cuotas, lo que, a su vez, contribuía a la salida de más gente sana; un círculo vicioso.
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